Tras la puerta de asumir tu debilidad,
reside tu fuerza.
Tras la puerta de sentir tu dolor,
residen tu placer y gozo.
Tras la puerta de sentir tu miedo,
residen tu seguridad y confianza.
Tras la puerta de sentir tu soledad,
reside tu capacidad de tener satisfacción,
amor y compañía.
Tras la puerta de sentir tu odio,
reside tu capacidad de amar.
Tras la puerta de sentir tu desesperación,
reside tu esperanza verdadera y justificada.
Tras aceptar las carencias de tu infancia,
reside ahora tu satisfacción.
Autores: Virginia Gawel & Eduardo Sosa ã, Directores del Centro Transpersonal de Buenos Aires, http://pensamientosensible.blogspot.com Permitida su reproducción citando esta fuente.
domingo, 7 de diciembre de 2008
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